jueves, 31 de enero de 2013

La tengo pequeña.

Debo rendirme a la evidencia. Desde siempre, todas las mujeres que han pasado por mi vida me lo han dicho, aunque no lo han notado únicamente ellas. Familia, mis amigas y amigos, profesores, compañeros de gimnasio y/o tenis... la gran mayoría, en un momento u otro, lo han notado, de modo que debe ser cierto... la tengo pequeña.

Reconocerlo es, quizá, un buen primer paso para empezar a poner remedio, y que mayor reconocimiento que haciéndolo público en un sitio como internet, ¡que lo sepan todos! Es un problema y necesita solución ahora que soy joven y, sobre todo, si quiero mejorarla, más ahora que me voy a casar y tengo que estar a la altura de las circunstancias. No hay de qué avergonzarse.

En mi defensa, y aferrándome al refranero, el sabio y rico refranero español, diré que "No importa lo que tienes, si no como lo usas"

En estos días he pensado mucho en el tema, indagado en foros, consultando a amigos, leyendo revistas "online" especializadas, buscando ejercicios y recopilando consejos. Las conclusiones que puedo sacar, después de documentarme a fondo, es que los motivos pueden ser hereditarios, genéticos, a causa de enfermedades, traumatismos, que puede ser pasajero y hasta debido a malos hábitos alimenticios, drogas o toxicos, entre otros...un sinfín de posibilidades. Tambien, teniendo en cuenta que estoy operado, es posible que esos fallos pasajeros puedan ser debidos a la intervención, ya que me quitaron un buen trozo del órgano, no es de extrañar que la tenga tan cortita desde entonces.

Teniendo en cuenta el tiempo que ha pasado desde aquello, no es una cosa que me venga de dos días, ya va de largo, y aunque dicen que la edad también importa en estos temas, siempre fue así, pero me resulta en ocasiones bochornoso, cuando se produce el típico encuentro, habiendo pasado tiempo desde la última vez y se hace evidente la falta de funcionamiento de este mecanismo. Si el, o la persona no es de contacto habitual, una de esos individu@s que sólo te encuentras de vez en cuando; un antiguo vecino, el tendero del barrio que te asalta fuera del sitio habitual y te pilla un poco frío, un tio o tía lejano... tampoco viene siendo tan grave, pero siendo una persona con la que te viste casi a diario, un amigo "intimo" de la familia o, sobre todo una ex, es algo más perturbante y da peor imagen.

Dicen los medios consultados, que la alimentación es muy  importante en el funcionamiento, que un correcto riego sanguíneo que aporte los nutrientes necesarios a tan "delicado" aparato es esencial, así como hacer un correcto uso continuado, por así decirlo "ejercitarla".

Es fácil realizar un entrenamiento, aunque hay que tener cuidado, ya que podría ser poco discreto hacerlo en público y bastante evidente, para alguien observador, descubrir a lo que te dedicas. La cara de una persona que la ejercita, por así decirlo, es de lo más reveladora; mirada perdida, expresión de concentración "visualizando", incluso de cierto esfuerzo... No, es recomendable que nadie te vea hacerlo para poder centrarte y concentrarte en el tema.

Por mi formación y experiencia sabría con cierta facilidad como hacerlo. He trabajado durante mucho tiempo con abuelos y abuelas, a ellos hay que estar estimulándosela continuamente para que no siga su más que justificada decadencia. Sólo hay que marcarse unos objetivos y usar juegos y actividades diferentes continuamente, sin desfallecer y aplicara uno mismo lo que los "yayos" te han enseñado.

Pensando en el día a día, se me ocurren unos cuantos sitios para tratar de potenciarla:

El gimnasio: es ya de por sí un sitio de entrenamiento, estoy seguro de que no sería el primero en hacerlo, habiendo "futuros profesionales del deporte" entrenando en la sala, algunos de ellos conocidos por su fuerza en estos menesteres.

La cinta de correr, la bici elíptica, la piscina o incluso la zona de pesas, serían lugares adecuados para tratar darle un poco de alegría y sería fácil darse cuenta si pongo caras raras por estar la sala llena de espejos. 

El trabajo: Mi lugar de trabajo es nocturno. La mayor parte de las noches estoy tranquilo, y a ratos, podría ponerme a hacer ejercicios, pero debiera ser temprano, antes de que apareciera el sueño y teniendo cuidado de que no sea demasiado evidente delante de las cámaras. Mis jefes tampoco tienen porque saber que la estoy entrenando. No es que sea una cosa mala, pero algo bastante personal.

No se me ocurre otro sitio mejor que en la cama, antes de dormir. Es un lugar cómodo, íntimo, en el que puedes hacer un uso "salvaje" de tu entrenamiento en total intimidad, lejos de miradas curiosas e indiscretas ¡como si quieres reforzarla mientras haces el pino! además, se dice que el sueño es reparador para los procesos internos del "gran aparato".


Sea como sea, lo mejor que se puede hacer para evitar que se quede "fláccida" es usarla. Una memoria sana es un seguro en cualquier situación.






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