Dramatización. Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia.
Día -5.
25 de septiembre.
17:00h. Ya faltan pocos días para que
mi mujer y mi hijo se vayan de viaje. Me quedaré solo en casa porque
tengo que trabajar pero, aún así, por fín tendré tiempo para
descansar, leer, hacer deporte y salir con los amigos. En resumen
volver a ser "casi" soltero.
Vaya, el niño llora. Hora de la
merienda.
18:15h. Decía. ¡Estoy impaciente!
Creo que podré desempolvar la bicicleta y hacer alguna ruta e,
incluso, podría salir alguna noche y hacer una cerveza por ahí...
ver un partido en un bar, con una cerveza y con un bocadillo
grasiento. Me llama mi mujer, falta pan, ahora vengo.
20:55. Sea como sea, sin normas, sin
horarios. ¡Esto va a ser la fiesta padre! Parece que no va a llegar
el día en que... ¿Otra vez? Voy a acostar al niño.
22:40. En otro momento sigo. Estoy
agotado.
Día -1.
30 de septiembre.
21:00h. Hoy mi mujer está preparando
la maleta, esto es una pesadilla. No encuentra nada, está nerviosa,
necesita de todo. Me ha hecho imprimirle dos veces el billete de
avión, porque el primero salió torcido. Esto es paranoia. Desde
luego no la meterán "en-el-cuartito" por llevar un billete torcido.
Hemos ido a comprar ropa para el niño,
parece que se vaya a ir a la universidad. ¡Pero si solo va a casa de
su madre unos días! ¿De pronto toooooda la ropa que tiene ya no le sirve?
Respira. Mañana serás "libre"
Día 0.
1 de octubre.
12:25h. Acabo de llegar a casa. ¡Qué
paz! Voy a poner la-cosa-de-la-casa en orden, recoger los juguetes
del niño y "hacer mi espacio" para estos días de
libertad, que la mañana fue una locura y parece haber pasado una
manada de ñus, por aquí.
14:15h. Vaya. Me quedé dormido. Se me
ha escapado la mañana y al final no hice nada. Estaba cansado de
estos días, me senté cinco minutos a relajarme y... bueno, no pasa
nada, tengo casi dos semanas. Haré una comida, digna de mís gustos
de "gourmet" y luego me pongo en marcha.
19:20h. Se me han quedado un poco sosos
los macarrones. Después de mirar la despensa un rato me he dicho que
no me apetecía liarme mucho, así que he pillado lo primero que he
visto. He dormido una siesta y me he visto una película, pero, ¡ya
no hay excusa! Tengo que salir o mañana comeré macarrones de nuevo.
Una partida a la Play y salgo.
1:25h. Creo que la partida se me ha ido
de las manos. ¡Qué desperdicio de día! Mañana sin falta traigo
comida y tiro la basura.
Día 2.
3 de octubre.
17:00h. ¡Qué pereza! Esto de romper
la rutina es agotador y he dormido la siesta más de lo que tenía
previsto. Ahora no me apetece salir a hacer la compra. Miro un
capítulo de la serie y me pongo en marcha, o no sé que comeré
mañana, así limpio la tierra del gato y bajo la basura.
23:45h. Se me ha vuelto a ir la tarde a
freír espárragos, pero me he terminado la serie. ¿Quién me lo iba
a decir? ¡La tercera temporada de una sentada! Quería aprovechar el
tiempo pero ¡es que estaba tan interesante! Creo que me afeito y me
voy a la cama. Mañana recojo los platos de la cena.
3:25h. ¡Yo te maldigo, Netflix! ¿A
quién se le ocurre ponerse con el móvil justo antes de dormir?
Bueno, otra serie que cae. Tendré que buscar otra que pueda estar
interesante... o empezar ese libro. Al final no me he afeitado. No
importa, lo mismo me dejo barba estos días.
Día 4.
5 de octubre.
12:00h. ¡Empieza
el fin de semana! Mi primer sábado libre desde que me casé. Hoy
fiesta salvaje. Vamos a ver que hacen los otros "esclavos"
y nos lo pasamos bien hoy. Mientras que los llamo me acerco al súper
y lleno la nevera.
14:00h. Parece que
la fiesta tendrá que ser otro día. Antonio tiene a la niña mala,
Óscar tiene guardia, Daniel se juega el divorcio si tiene otra
bronca con su mujer y a Pedro directamente, no le dan permiso. Con
tanta llamada no he ido a hacer la compra.
¿Desde cuando no tiene agua el gato? ¡así que maullaba como un desesperado!
Voy a cocinar
lo-que-sea en un momento y adelanto algo de trabajo, ya que me dejan
solo estos calzonazos, que si no llegará la fecha tope y el dossier
no se redacta solo. Siempre lo estoy postponiendo. Soy un desastre.
23:50h. He bajado
al bar para ver el partido y cenar allí. Total, tampoco tenía nada
en la nevera. El bocadillo de bacon y queso me ha sentado un poco
mal, acostumbrado a cenar ensalada, o yogurt. Se agradece
poder tomarse una cerveza sin que te molesten con la cena del niño,
el pañal, la tierra del gato...
Mañana me levanto
temprano y salgo en bici. A ver si aún tengo piernas para subir a la
ermita.
Día 5.
6 de octubre.
11:40h. Al final
conseguí salir con la bici, pero con pantalón de chandal. El
culotte se me quedó pequeño. ¿Tanto he engordado en tres años?
Poner la bicicleta
en marcha ha sido un poco complicado. Tenía tanto polvo encima que
he tenido que usar una pala para moverla, y quitar el rosal que le
crecía encima. Engrasarla, tensar el freno e hinchar las ruedas...
Me ha costado
entrar en calor, al menos cinco kilómetros para empezar a rodar
cómodo. ¡Me hago viejo! Antes me subía a la bici y, enseguida,
cogía rítmo. Hoy he sudado hasta la última gota de cerveza de
ayer.
¿Que si he subido
hasta la ermita? ¡Ni hablar! He tenido que dar la vuelta en la
primera rampa. Me ha dado un tirón en el muslo y los chavales que
habían por allí me han tenido que ayudar a bajarme de la bicicleta.
¡Uf! A su edad yo también subía con esa facilidad. He vuelto a casa renqueando.
15:00h. Me he
bajado a comer al bar. O eso, o me comía el pienso del gato.
¡Maldita sea! He
olvidado, otra vez, sacar la basura, y la tierra de la gatera debe de
estar a punto de cobrar vida. Cuando está aquí mi mujer nunca "se
me olvida".
Me tumbo un rato y
recojo los juguetes del niño, que una de estas me tropiezo y me
rompo algo.
21:35h. Hoy, cena
ligera. Solo quedaba una lata de atún. Bueno, a ver si asi empiezo a
bajar un poco de barriga que, si lo organizo bien, en un par de
semanas podré volver a subir esa montaña en la bicicleta y
recuperar un poco el fondo.
Mañana me levanto
un poco antes y limpio el baño que huele, casi, como la tierra del
gato.
Que desperdicio de
fin de semana.