domingo, 26 de enero de 2014

Leyes de Mendel.

Y entonces, como el que no quiere la cosa, mi interlocutora, desde el otro lado de la línea, lanza su pregunta y, durante unos segundos, me siento como el bueno de la película, petrificado ante un reloj donde corre, como un galgo, una cuenta atrás, que indica el tiempo que le queda para explotar a una mega-bomba-nuclear, situada en la confluencia de un parque infantil, un hospital de huérfanos y un refugio de gatitos, en medio de una ciudad de cosas, y personas, adorables como un koala.

Sin presión, vamos. 

Mientras, la cuenta atrás acerca el final del heroe y de la película a toda máquina, ante los gritos histéricos del compañero pazguato, pero totalmente necesario para el argumento que para lo único que sirve es hacer algún chascarrillo, brillantemente insertado en el guión.

¿Cable rojo?, ¿Cable azul?, ¿Cable negro?, hay todo un arcoiris dentro de esa pregunta. Noto los gritos de mi compañero de reparto, en órbita incierta en su recorrido a mi alrededor. Una gota de sudor resbala por mi frente y la cuenta atrás avanza, implacable, hacia su última cifra.

Dudo. No sé, no sé si podré desconectarla a tiempo. Tengo que hacer algo inteligente y audaz. Lo intento con una cortina de humo. Distracción. Nunca falla. Pero el señuelo no funciona, ella me conoce bien, sabe como manejarme. Conoce mis técnicas y tácticas favoritas, al fin y al cabo, todo lo que sé lo aprendí de ella, la mujer que me dío la vida.

Las ondas alfa de mi cerebro emiten con más intensidad que la energía que sale disparada del sol por segundo. Intento nuevas técnicas. Técnicas nunca antes probadas con humanos, pero el resultado podría merecer la pena, con lo que, en lugar de huir, dar un rodeo o intentar esquivar la pregunta, la enfrento. Me dirijo a ella, aparento crecer en tamaño para intentar asustarla, como se haría con un puma. La miro a los ojos y corro hacia ella con la esperanza de que se asuste y sea la que huya de mí. No funciona, sigue avanzando pero tengo que mantener mi ficticio ataque.

Nos alcanzamos mutuamente. ¿Y ahora qué?. Intento el diálogo, me pierdo en razones dirigiéndome directamente a las ramas de los árboles que crecen en "los cerros de Úbeda". Trepo como un mono, me enredo en ellas. Desaparezco. Parece que mi técnica funciona. La bomba se desconecta, yo, exausto, me desplomo sobre mis posaderas. Miro a mi alrededor, desde las alturas de mi árbol, mi compañero de reparto ha huído, me he quedado solo mientras viajo en tren, de camino a mi trabajo. La conversación, aunque corta, se me ha hecho eterna.

Es la segunda vez en menos de veinticuatro horas que me enfrento a la misma situación. ¿Debería mandar mi currículum a los artificieros del ejército? ¿o hacer un guión de cine y enviarlo a una productora? ¿Ser guionista? Es una historia muy "mainstream" la mía. No, me conformo con una entrada en mi blog, que después de un mes de diciembre fulgurante en cuanto a creatividad y rítmo de historias, está un poco avandonado. ¡Diantres! ¡Me sangran los ojos! Abandonado es con B, de Burro. ¿Es una genialidad o un terrible error colocar la b y la v juntas en el teclado?

Silencioso, me descubro repasando mentalmente la pregunta. La respuesta. Cada sílaba pronunciada. Me dejo seducir por las ganas de mi mujer de tener una "bomba" en casa. El brillo de la voz de mi madre al hablar del tema. La impaciencia de mi padre, cuyas únicas esperanzas de tener su propia "bomba", sangre de su sangre, parece que se depositan en mí. Mis hermanas no están por la labor. Quizá la naturaleza tenga algo que decir.

Y antes de que me de cuenta, me vuelvo consciente de que yo también quiero ser flamante propietario de una. Fantaseo sobre las posibilidades. Hago mis planes. Me pregunto si estoy preparado para tener mi propio explosivo y modelarlo a mi imagen y semejanza.

Mi "niño interior" chilla, grita, protesta... ¡Mi madre! no tengo un niño, si no toda una guardería. ¿Qué escándalo es este? ¿Celoso, pequeño ser interior? No te lo tomes de esa forma. Las cosas vienen cuando tienen que venir. Tú siempre formarás parte de mí. Parte de mi futura "bomba". Jugarás más de lo que puedes hacerlo solo conmigo. Le enseñarás cosas que yo parezco tener olvidadas. Te impregnarás en otro ser. Creo que estoy preparado. No sé si mi economía lo estará.

Haciendo un "viejos tiempos", me acuerdo de un tenderete de alambre, en una terraza del centro de Madrid, que se convertía en "nave espacial" cuando no había ropa colgada en él. Me pregunto dónde estará ese montón de alambre. Supongo que en la basura. A mi memoria vienen también "cabañas" construidas precariamente con cualquier cosa que tuvieramos en el jardín. Bocadillos a media tarde y series infantiles, cuya remembranza, pone los pelos de punta por sí solas. 

A estas alturas, más o menos, creo que está claro de lo que hablo. Mis padres quieren ser abuelos. El reloj biológico de la pareja golpea. Me sorprendo a mí mismo de mis ideas, mis principios educativos, no sé si luego será posible llevarlos acabo, pero lo cierto, es que este mundo da asco y, sacar adelante y educar a otro ser humano, ser totalmente responsable de su seguridad y su crecimiento, su educación, de absolutamente todo, es un concepto que asusta un poco.

Repaso uno de los éxitos de este, mi blog, "Paternidad", me doy cuenta de la cantidad de entradas que me inspiraría una parcial replicación de mis genes, y me pregunto que habrá dentro de los genes de mi mujer. Quizá debiera repasar primero las "Leyes de Mendel" y después lanzarme y hacer un manual de instrucciones de ella, que se podría extrapolar al de un futuro retoño.

Ya no creo que quede mucho.




 










jueves, 16 de enero de 2014

Premios 20Blogs.

Ya el año pasado osé, temeroso y preocupado por mi reputación de blogero, básicamente por si quedaba el último, a presentar esta bitácora a los premios "20Blogs" del diario 20 Minutos, con un resultado francamente inesperado: Entre los veinte primeros de la categoría "Personal" de entre más de cuatrocientos blogs, y entre los doscientos primeros de entre más de nueve mil...

Tan sorprendido quedé, por tan buen resultado, que este año vuelvo a poner mi reputación blogera en manos de mis lectores, y aunque no lo tenía previsto, vuelvo a presentar "Los Ojos del Gato" a tan insigne concurso. No es mi objetivo ganar tal certamen, aunque apasionado, entregado, luchador, competitivo, también soy realista, y viendo los números de los primeros clasificados en la edición anterior, no aspiro siquiera a acercarme, en votaciones, a los que encabecen las listas.

Voy a tratar por todos los medios de no ser un "pelota", adulando sin piedad, pero con el corazón en la mano, a tan geniales lectores, el alma de esta comunidad, los reyes de entre todos los lectores de blogs... vosotros.

Si bien aún no se ha inagurado el concurso, el plazo para nuevas inscripciones acaba el veintidos de este mes de enero y, por las dos redes sociales y por el grupo de correo del blog, anunciaré el plazo para votar, cosa a la que estaría tremendamente agradecido a las estupendas personas, bellísimos lectores que hacen alarde de gusto y magnífico criterio al leerme. Esta creo que me favorece más a mí.

Tan excelentes personas merecen saber, por el bien de la reputación de esta nuestra comunidad, que Los Ojos del Gato, tiene un Twitter oficial: https://twitter.com/Ojos_del_Gato, y que, para más unión de todos los que leen estas letras, además, acabo de inagurar el "Face" cuyo enlace es este: https://www.facebook.com/pages/Blog-Los-Ojos-del-Gato/659426454096792, el cual merece un "Like", si sus excelencias no se encuentran demasiado ocupados. Igual que aquí, el "Face" enlaza con Twitter, y el Twitter con el "Face", cuidado con no hacer un bucle infinito de una red social a otra.

Ya os comento que cualquiera que me siga en Twitter, automáticamente será seguido por mi parte, el caso del "Face" siempre es distinto.

En twitter, normalmente, coloco enlaces a las historias nuevas, y en ocasiones, a las antiguas que marcaron un "antes y un después" por que fue muy visitado o, precisamente, porque no lo fué. El Facebook, además de para los enlaces a las nuevas historias, ya que no tengo limitación de caracteres, puedo escribir ocurrencias, anécdotas, cosas en general que no tienen la suficiente "chicha" para convertirse en historia, pero que bien merecen unas letras... Como este texto con el que inaguraba el "Face" y en tono de protesta:

"Taxistas de BCN: Llega un taxista, con la bandera bajada (el taxi vacío), se baja con toda la tranquilidad del mundo, apaga el motor, mira alrededor, se rasca el culo, compra dos latas de cola, va al wc, se rasca de nuevo y se marcha. Al menos 5 minutos de gasto a coste del cliente que le esté esperando. Con dos coj...nes."

Ya para cerrar esta, la entrada más cortita que he hecho hasta ahora, les pediría a mis inteligentísimos lectores, que hicieran un poco de "red" y animaran a sus, también, grandes y buenos amigos, a seguir el Twitter y, en su momento, a votar el blog. 

Los resultados se irán publicando una vez que comience el concurso. 

Gracias a todos.