martes, 24 de diciembre de 2013

Política.

Nunca me ha gustado la política. Como dijo aquel, es el arte de hacer difíciles las cosas fáciles.

La política, tal y como nos la muestran, es un ejercicio de reproche, de "y tú hiciste esto". Un juego de hombres y mujeres sin voluntad propia, que bailan al son del que más les pague, del que más les ofrezca. Vamos, de "putas". Al menos los que están más arriba.

No dudo que haya políticos que creen en lo que hacen, cuyo único propósito sería hacer lo que se supone que se tendría que hacer: Servir al pueblo. Pero por desgracia, estos no llegan a puestos de poder que influyan visiblemente en el rumbo del país. Se van corrompiendo conforme suben. 

Nunca había pensado en escribir sobre esto, es más, era una de las piedras angulares de mi filosofía; Pasar del tema. Por complicado, por vergonzoso visto lo visto, por aburrido... porque parece que sólo hablar de política, uno se corrompe siguiendo las ideas de unos pocos que "reparten el pastel".

Historicamente, por mis ideas, que siempre me he cuidado mucho de guardarme para mí mismo, los de izquierdas me llaman facha, los de derecha, rojo. Siempre he sabido que no encajo en ninguna ideología prefabricada, por lo que, si me considerara un poco "zorra", crearía mi propio partido y la liaría bien liada... La lástima es que los periódicos y medios de comunicación ya tienen bien definidas sus "preferencias" con lo que tendría que crear también mi propio "medio de propaganda", porque como suele pasar, los medios desacreditan todo lo que vaya en contra de sus ideologías, y todo esto resulta tremendamente caro. 

Pienso, que si fueramos un pueblo un poco más listo, desde luego, no tendríamos en el Palacio de la Moncloa al señor barbudo que tenemos mandando, cuyas ideas, por si no son suficientemente desastrosas por sí mismas, ha elegido un equipo de gobierno que está haciendo mucho daño, aunque ciertamente, las alternativas que nos ofrece el panorama político actual, tampoco son mucho mejores a día de hoy.

Sinceramente, vistas las injusticias y barbaridades "democráticas" a las que estamos asistiendo, como el robo descarado de derechos sociales, el expolio de las ayudas, el trato que se le da a los bancos, ¡con nuestro propio dinero! seguido de un triste y largo etcetera, no entiendo como aún no hemos tenido un estallido social contundente, de estos que cambian rumbos. De esos que hacen rodar cabezas. De esos, que hace que los corruptos salgan por piernas, dejando tras de sí, un rastro de sobres con el membrete de... ¿Hace falta decirlo?...

Considero, que lo que nos están haciendo a la gran mayoría de los "ciudadanos de a píe", podría equivaler, a un nivel físico, a que nos estén "pateando los huevos" impúnemente, y que además abramos las piernas para recibir más.

Claro, es muy fácil quejarse sin hacer nada, sin acudir a manifestaciones, sin ofrecer alternativas...

Yo propondría algo "tranquilo", lo suficientemente llamativo como para que los políticos se dieran cuenta de que los ciudadanos normales estamos "un poco molestos". Algo quizá del estilo del "15-M", pero a lo bestia, asi como "la toma de la bastilla", lo cual fue el banderazo de salida para la Revolución Francesa, allá por mil-setecientos-ochenta-y-nueve, aunque pocos años después, Napoleón se hizo con el poder.

En lugar de un Napoleón cualquiera, para enderezar un poco el tema y así poner fín, de una puñetera vez, a esta estafa a la que mal llamamos "Crisis", yo pondría al frente a lo que hoy en día se conoce como un "emprendedor", en lugar de un estirado e ignorante señor, sin preparación específica, que se dedica a robar y tirar por tierra todos y cada uno de los derechos ganados por nuestros abuelos y bisabuelos, en favor del dinero, los que lo manejan, y la llamada "Santa Madre Iglesia". 

Dicho esto, ya que me considero y se me considera, ni más ni menos que un emprendedor, además de ser "Mr. Increíble", todo un súperheroe, me ofrezco para remangarme y ponerme a ello para arreglar este desaguisado inaceptable, esta mega-cagada que hemos aceptado tragar, sin apenas rechistar.

Basándome en "la legalidad vigente", lo que se conoce como "hacer las cosas bien", para poder hacer esto tendría que montar un partído político, así que, empecemos con la presentaciones: "El Partido del Gato". Al final va a resultar que soy un poco zorra.

Quizá voy a decir un buen conjunto de chorradas, quizá no... Seguro que peor no lo podría hacer.

Nuestra primera medida: bajar los impuestos y ofrecer incentivos para estimular el consumo, si se estimula el consumo, se crea empleo, si se crea empleo, se acaba la "crisis." Y todo esto sin haber estudiado economía. Sí, soy bueno. Gracias.

Hecho esto, se irían reponiendo los derechos sociales, se purgaría el sistema, se encarcelaría a los que se han aprovechado y fomentado la situación y se colocaría a gente con preparación al mando de todo. Como consecuencia directa a todo esto, harían falta un montón de cárceles nuevas para enchironar a tanto corrupto, con lo que se crearían puestos de trabajo, con lo que la crisis, acabaría...

Crearíamos una carrera universitaria, por llamarla de alguna forma, "Servicio Público", en la que se formaría a gente que pudiera dirigir con habilidades específicas, pero en lugar de una "selectividad" se debería presentar un proyecto en el que se haya trabajado al menos cinco años, y que acrediten al alumno como "emprendedor". Esto llevaría a la creación de más empresas y la contratación de más gente para hacerlas funcionar. Con lo que se crearía empleo... y se acabaría la crisis.

Se acabarían los privilegios de todo aquel que se "alimente" del sistema y no aporte el doble de lo que recibe a la sociedad.

Se reformaría el sistema educativo, indagando en modelos ya establecidos y hayan demostrado su eficacia, adaptándolo a nuestra sociedad, para lo que se consultaría a los profesionales encargados de llevarlo a cabo: los maestros. Además, se potenciarían las habilidades de cada alumno, creando programas específicos para los grupos de población.

La sanidad sería pública. Al ciento por ciento. Aunque se ofrecería a empresas sanitarias trabajar para el sistema público, y NO CONTRA el sistema público.

La ley sería independiente de los partidos políticos y del poder.

Cada presidente tendría un máximo de dos legislaturas, como en Estados Unidos, los ministros serían sustituidos al cabo de dos años. Ningún cargo público podría ser elegido a dedo, si no por probados méritos.

Sé, soy consciente, de que las cosas no son tan fáciles como escribo aquí. ¿O sí?. ¿Se nos ha hecho creer que las cosas son tan complicadas que hay que hacer las cosas complicadas? Quizá sea el principio de la sencillez a lo que debieramos volver para terminar con esta locura.












 


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