Ya llevaba unos días dándole vueltas a la situación de la justicia en
España. Hace pocos días escuché, que las listas que se están formando
para cualquier cosa relacionada con la "balanza, la señora ciega y la
espada", (parece el título de un libro de Harry Potter) está acumulando
unas colas que ya compiten directamente con las que se forman ante la puerta del
INEM, con lo que no pude evitar preguntarme cuando nos llamarían para
poder pedir fecha para casarnos.
Ayer, al pasar por
delante del juzgado de paz de Montcada i Reixac, tuve un presentimiento y
decidí entrar a preguntar sobre el "permiso" para casarnos que
solicitamos a principios de septiembre.
Al entrar, ante
la indiferencia general de tres funcionarios que mantenían una dura
lucha por ver quíen ignoraba durante más tiempo al visitante, me apoyé
en el mostrador tamborileando con las uñas y emitiendo resoplidos
ocasionales, estilo gorila, con el fin de llamar la atención de alguno
de "los tres fantásticos".
Minutos después, supongo que la perdedora de una
partida telepática entre los tres funcionarios a "piedra-papel-tijera",
al fin se levantó de su mesa con cara de fastidio y se dirigió hacia mí
para atenderme. Tras una breve y clara explicación por mi parte, que
tuve que repetir dos veces, la funcionaria en cuestión se bamboleó hasta
una pila de expedientes sin reclamar, que servía de micro-hábitat para extrañas formas de vida, y buscó el que le solicitaba.
No
tardó mucho en volver, con su elefantesco bamboleo, y una carpeta de
cartulina color azul en la mano. Con tono parsimonioso, repetitivo y
automático, leyó el auto de la fiscalía, seguido de los apellidos de los
contrayentes, sin pronunciar correctamente ninguno de los dos, tras lo
cual le debimos entregar el DNI para la pertinente identificación. Firmas,
dimos gracias y, tras el adios, salimos por la puerta, con el folio que
nos daba acceso a la fecha de la boda en la mano, en dirección al
mostrador de "la casa de la vila" para pedir la ansiada cita y empezar
la cuenta atrás hacia el enlace, referidos por la empleada del juzgado
de paz, a la que le había preguntado donde tenía que ir pedir cita con
el ayuntamiento.
El recepcionista del edificio
municipal apenas si me escuchó al pedir información, con el mismo tono
repetitivo que la "mujer-elefante" que nos había atendido unos minutos
antes, y con el dedo levantado en dirección al pasillo, nos soltó sin
apenas respirar ni levantar la mirada del periódico que tenía ante sí un
"Vaya-al-ascensor-segundo-piso-a-la-derecha" y nos consideró
despachados y orientados, habiéndose ganado así, supongo, el sueldo por
ese día.
No me sorprendió en absoluto ver salir a la
"mujer-elefante" de una puerta blanca, tosiendo como si fuera gratis, y
alejarse por el pasillo hasta la sala de espera que se extendía ante el
ascensor del que habíamos salido hacía unos momentos, ya que, al seguir
la indicaciones de la señora y del "conserje-lector" habíamos vuelto al
punto de partida en el juzgado de paz, pero por la ruta interior.
Esperamos a que recuperara el aliento y me dirigí a ella, que tras
mirarme como si fuera portador del virus del évola, nos envió a otro
edificio en la otra esquina del pueblo, cosa que debío hacer la primera
vez, aunque en aquella ocasión debía tener tantas ganas de volver a su
mesa, que ni oyó lo que le preguntaba.
De camino, con
un sol-de-justicia-en-diciembre que cualquiera diría que estamos
empezando el invierno, no podía evitar preguntarme si el anunciado "fin
del mundo de los mayas" llegaría en un par de días, porque si fuera así,
¡que desperdicio de tiempo y energía estábamos comentiendo!. En lugar
de aprovechar las últimas horas sobre este mundo y divertirnos, pasear,
disfrutar de nuestro primer día de "la cuenta atrás" hacia nuestro
enlace, estábamos aguantando conserjes y funcionarios que les
preguntabas sobre "a" y te enviaban a "z", por el simple echo de no
escuchar lo que se les pregunta.
Al fin llegamos al ayuntamiento, donde pude comprobar que mi teoria "conspiranoica" es cierta: Siempre es "al final del
pasillo, segunda planta y a la derecha", sea lo que sea lo que preguntes, aunque , en esta ocasión, la información que nos dieron en la puerta del consistorio era cierta y allí se
ubicaba la mesa en la que debíamos pedir cita. Tras unas cuantas vueltas, y la ejecución mental del esquema de esta entrada de "los ojos del gato", dejamos reservado el día y la hora y nos
alejamos triunfales, por la sombra, de camino a casa.
Empieza, por tanto, la cuenta atrás oficial de poco más de cien días, si no se termina
el mundo antes, que será una orgía de gastos, nervios, situaciones
límite y carreras continuas, de cómicos y desternillantes líos
enrevesados, dignos del guión de un esquizofrénico, de aventuras,
peligrosas carreras y explosiones. La lástima es que no vivamos en Nueva York, así que al ser de "cine español" los efectos serán cutres, me rodearan siniestros o casposos personajes y habrá que llenar la cinta de tetas y tensión sexual para que tenga cierta aceptación en taquilla. Supongo que lo de las tetas les gustará a muchos de los invitados, todos ellos hombres.
De hoy en adelante, me ofrezco
a cualquier canal de televisión o productora para televisar mi vida en
directo, o hacer un "reality" que cuente como terminar de organizar una
boda en poco más de tres meses.
Vista la programación que triunfa hoy día... creo que sería un exitazo, y la boda se pagaría sola.
aham... me gusta que te guste, pero... Septiembre??
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