sábado, 20 de octubre de 2012

Encaje de bolillos

Si esta mañana tuviera que hacer una comparación, después de estar navegando por la red, chafardeando en busca de recursos para el bodorrio en cuestión (invitaciones, lugar, página web...) me compararía con uno de los vigías del Titanic; metidos en la cofia de observación, con los mocos colgando y congelados a causa del frío, sin prismáticos y en medio de una plácida noche viendo como un iceberg se acercaba a su proa, sin casi tiempo para maniobrar y así esquivarlo. Creo que debieron pensar algo como...

"jesusito de mi vida...", "virgen santísima del copón bendito y todos los santos brincando por el cielo..." o tal vez "cagontó la que se me viene encima" pues esto mismo pienso yo hoy.

Oficialmente, hace un par de días, fue el banderazo de salida para el magno evento cuando acudimos al juzgado, felices como tortugas, para entregar la instancia debidamente cumplimentada, certificados y pérdidas de tiempo varias, así como los DNI de "los contrayentes" y el de un testigo, que aunque es buena gente, está como un cencerro... (hola Fernando) y que nos acompañará el día 29 de octubre a la entrevista con el juez de paz, que determinará supongo, que esta no es una boda de conveniencia.

El que Huda ya tenga nacionalidad española me tranquiliza, aunque no terminaré de rezar a Allah hasta que nuestro testigo salga por la puerta, libre de grilletes, sin Mosso d´escuadra que le escolte, mientras con la mirada perdida en algún punto entre nuestro universo y uno paralelo que sólo él es capaz de ver, recita de memoria todos los elementos de la tabla periódica, de derecha a izquierda y con los elementos alternos. Quizá alguno de vosotros pensará que, para variar exagero, pero ya le conoceréis en la boda... Es uno de esos seres humanos que no tiene desperdicio y con el que te pasarías horas hablando...

Una vez superado este proceso, esperaremos el "visto-bueno-de-la-fiscalía-en-representación-del-estado" que tarda aproximadamente unos tres meses, en los que deberemos currar duro en las consiguientes tareas organizativas, ya que una vez tengamos "carta-blanca", podremos dirigirnos al "ajuntament" de Montcada i Reixac para solicitar fecha. Calculo que esto sucederá a mediados de Enero (aprox), pero no os confiéis demasiado, que la boda será, lo más probable, antes de que termine la primavera...

Nota mental: Consultar al wikioráculo, si el ayuntamiento de Montcada está gobernado por el PP, no sea que me recorten la corbata antes de tiempo y se quede sin subastar...

Esta noche he pasado un buen rato en foros especializados sobre el tema, donde he podido comprobar que son sobre todo las novias, (medio histéricas todas ellas), las que suelen dejarse la salud mental en la organización. Algunas, parece ser, llegan a alcanzar un "estado Zen" en el que, incluso, pueden llegar a levitar. El mejor consejo que he leído es uno parecido al que me solía decir mi entrenador de la selección murciana de volei:

"hay que visualizar la jugada, visualizar como consigues el punto y lo celebras, incluso antes de poner la bola en juego"

Aplicando este consejo, de camino a casa, me he visualizado en la "mesa presidencial" justo después de que algunos ilustres invitados, (no diré nombres, pero sé quienes serán) griten al unísomo: "que hable el novio, que hable el novio..." mientras dan vueltas a las servilletas sobre su cabeza. Esto va a motivar que esta misma noche, escriba a la ONU y pida traductores y algún que otro consejo para dar un discurso a las varias naciones que podría haber representadas, de acudir todos los que están en la "prelista" de invitados... Marruecos, Argelia, Perú, Ucrania, Estados Unidos, Alemania y como las cosas se pongan serias después de noviembre, veo a la mitad de los asistentes entregando el pasaporte en la frontera para entrar a "els països catalans"... manda webs.

Sea como sea, todo esto no ha hecho más que empezar, nos queda un larguísimo "encaje-de-bolillos" que esperemos, no termine en una visita al psiquiatra... aunque me da, que toda esta aventura me va a dar material para un monólogo digno del mismísimo Fidel Castro.

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